Helisut Cordova.
Desde los años 80’s la indefinición política, ha sido recurrente por parte de los políticos como estrategia y método para acaparar la atención mediática, para mantener en la agenda diaria su nombre, ya que según sus equipos de trabajo, de esta manera, mantendrán una tendencia ascendente en la memoria de la gente y una mejor aceptación e intención de voto, al ser recordado por los votantes ante una posible contienda electoral.
El método seria ridículo, por no ser que los políticos que recurren a este plan, son personajes que actualmente ostentan un cargo público, que les otorga un foro en medios y los mantiene vigentes ante la vista de sus representados.
La indefinición a la cual le apuestan, es a jugar con su nombre, en la contienda electoral futura, para de esta manera medir su supuesta popularidad, y posicionarse ante el posible votante y -de acuerdo a la lógica de su equipo que lo rodea- subir sus bonos.
Pero la respuesta es simple. De todas las estrategias electorales, esta, es la más fácil, pero a la vez la que peores resultados y dividendos arroja, pues a corto y largo plazo, los posibles votantes caen en el hartazgo del discurso repetitivo y del resultado recurrente, donde al final el personaje en cuestión opta por decir que si quiere ser candidato, argumentando que el pueblo así se lo pide.
De todas las apuestas, esta es la malsana, porque todo el posicionamientoque se logra ante los reflectores de la indefinición, se puede y se pierde, en el desarrollo de la campaña, la razón, nunca hubo desde un principio un rumbo claro, de qué hacer o como hacer ante las definiciones, ni un trabajo aterrizado ante los simpatizantes, porque la estrategia primera no lo permite.
En la mayoría de los casos, dos cosas se tuvieron claras, la indefinición como estrategia para lograr posicionamiento, seguir en el cargo para hacerse de recursos y adoradores, tomar la actual representación que se ostentaba, como plataforma, reflector y un espejo de medición. Pero a estos apostadores de la política se les olvida una cosa, México, y buena parte del mundo ya no está hecho de caudillos, porque el electorado, solo se identifica al principio con estos, pero en las definiciones se harta de ellos.
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negro, bien por la idea y ahora a darle constancia.
ResponderEliminarUn tip para tu articulo, en Puebla la estrategia se volvio tan burda que ahora en la publicidad se pone el nombre de los candidatos a la presidencia municipal y al gobierno, pero para no violar la ley electoral uno usa el nombre de "la Zeta" con el que se identifica a Javier Lopez Zavala y Montero, de Mario Montero Serrano, aunque se menciona que se refuiere al locutor Enrique Montero Ponce, quien nunca ha sido identificado por su primer apellido